lunes, 1 de junio de 2009

Pasivos tóxicos y el mito del riesgo


Mientras en Estados Unidos parte del problema financiero se relaciona con los activos tóxicos, en Chile es al revés: tenemos pasivos tóxicos. Este virus afecta principalmente a las personas y a las Pymes; las grandes empresas están inmunes porque tanto las alternativas de financiamiento internas como el acceso a fuentes de financiamiento externo les permiten gozar de los beneficios de la política monetaria expansiva a nivel mundial.

En Estados Unidos pusieron el grito en el cielo porque las tasas promedio de las tarjetas de crédito superaron el 14% anual en abril. El problema en Chile es que este virus no produce pánico (si hay un pánico bueno, aquí es dónde). Considere las siguientes cifras: en abril, la tasa de interés promedio para un crédito inferior a 200 UF fue 36% anual (entre paréntesis, la tasa final que paga el cliente es mayor, ya que hay que agregar todos los gastos asociados al crédito), mientras que para un crédito superior a 5.000 UF fue 6,5% anual. Claro, Ud. dirá, para explicar tal diferencia, que el banco tiene que colocar 25 créditos chicos para alcanzar el grandote, por lo que los costos administrativos justificarían el spread mayor. ¿Pero 2.950 puntos bases de diferencia? Suena exagerado. Ah, entonces la explicación pasa por el riesgo, quizás piense Ud. Pero, ¿en qué caso se está diversificando la cartera?

Con todo, casi como frase cliché se argumenta que las altas tasas cobradas responden al mayor riesgo de no pago; la segunda derivada del cliché sería la mayor bancarización. Este punto podría ser engañoso. En marzo, en plena “crisis”, la provisión de incobrables para los créditos de consumo fue de 6,13% (provisión no significa que finalmente sean de verdad incobrables; de hecho, las tasas de morosidad y cartera vencida son bastante menores: 3,95% y 1,11%, respectivamente).

Veamos el caso de un banco hipotético, exclusivamente dedicado a entregar créditos de consumo, con una estructura de apalancamiento y eficiencia similar al promedio de la banca y que, dada su política comercial ultra agresiva y arriesgada, registra un porcentaje de cartera vencida, definitivamente incobrable, de 5%. Este banco tendría que colocar sus créditos sólo al 20% promedio anual (esto es, poco más del 1,5% mensual) para tener un retorno sobre el patrimonio (ROE) de 10%, similar al de otros sectores de la economía; si los coloca al 25% anual, el ROE se dispararía al 30%; para qué hablar si los créditos fueran colocados al 36% actual.

Es un mito que el mayor riesgo impida menores tasas en Chile. ¿Cómo eliminar, entonces, el virus que hace tóxicos los pasivos? La vacuna de la competencia es infinitamente más efectiva que la Tasa Máxima Convencional y otros inventos.

¿Se imagina el círculo virtuoso que generaría en Chile un mercado de capitales realmente competitivo a todo nivel? Afortunadamente el issue de la competencia ya se instaló en la agenda país.

A propósito, en el último Ipom se destaca que la política monetaria expansiva, aunque con algunas restricciones, se está reflejando en el menor costo del crédito al consumidor final: las tasas de interés han bajado desde los máximos observados tres meses atrás. Aplausos por la baja de tasas, pero no nos engañemos, es el nivel en que éstas se encuentran el que está fuera de foco.

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