sábado, 23 de agosto de 2008

En un lugar de la Mancha...


Don Quijote: No entiendo lo que pasa, Sancho.
Sancho: ¿A qué se refiere, don Quijote?
Don Quijote: Lo que pasa es que leyendo la prensa veo que hubo 1.771 muertos en el reciente conflicto en Georgia… ¡Y en menos de dos semanas!
Sancho: Eso es terrible.
Don Quijote: Por supuesto. Y lo peor de todo es que la sensación que me da es que la noticia sea “una más” de la sección internacional y al cabo de unos días pase al olvido.
Sancho: ¿Ud. cree que pasará eso?
Don Quijote: Lo sospecho.
Sancho: ¿Por qué don Quijote?
Don Quijote: Porque al final, tú ves lo que quieres ver. O mejor dicho, tú ves lo que los medios enfatizan más.
Sancho: No lo había pensado de esa forma.
Don Quijote: Pero si es evidente. Mira querido Sancho, comparemos este conflicto reciente con el de Irak. Las muertes, muy trágicas por cierto, son muchísimo menores a las de Georgia en términos relativos, si consideramos que la “salvaje ocupación Yanki”, como la mayoría de los medios la expone, ya lleva 5 años. ¡5 años Sancho!, y con una transición bastante ordenada diría yo, para el grado de conflicto del que hablamos.
Sancho: ¿No le estará haciendo mal el sol, don Quijote?
Don Quijote: ¡No hombre! Mira, ¿qué se te viene a la mente cuando hablamos de Irak?
Sancho: Muertes por doquier, desorden y caos a la orden del día…
Don Quijote: Exacto. ¿Y sabes cuántas muertes se registran?
Sancho: mmm..., la verdad es que no. Supongo que muchas.
Don Quijote: De las estadísticas oficiales se deduce una tasa de aproximadamente 70 muertos por cada 100.000 habitantes al año. En las favelas de Río de Janeiro se han visto cifras similares; las cifras más recientes muestran que Colombia y Sudáfrica registran 62 y 50 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, respectivamente (fuente: http://www.nationmaster.com/graph/cri_mur_percap-crime-murders-per-capita). Desde cierto punto de vista, estas últimas cifras incluso son peores porque son eventos “1 a 1” y no atentados que causan muertes masivas, los que engloban la cantidad de muertos en Irak. Estos atentados deberían ir disminuyendo con el tiempo. ¿Me captas el punto Sancho? ¿Es equivalente el “ruido” noticioso en Irak versus Colombia, por ejemplo?
Sancho: Buen punto.
Don Quijote: Incluso más. Volviendo al conflicto en Georgia, éste se trata de una ocupación unilateral de un territorio estratégico para el control energético en el Cáucaso, so pretexto de defender a los ciudadanos rusos. Una justificación hitleriana, como señala The Economist, que esconde el nuevo imperialismo ruso; el de Irak no tiene nada que ver con eso, el petróleo sigue siendo irakí y poco a poco se va normalizando su producción. De hecho, recientemente se logró un máximo de producción de petróleo en los últimos cinco años: 4 millones de barriles al día. El mismo semanario plantea que perfectamente en un mediano plazo Irak puede estar produciendo más de 8 millones de barriles al día –disputando el primer lugar mundial– y a un costo bajísimo.
Sancho: O sea, el oso despertó de su larga siesta…
Don Quijote: Efectivamente querido escudero, y parece que tiene mucha hambre.
Sancho: A propósito, yo también tengo hambre, don Quijote.
Don Quijote: Ahora no es el momento Sancho, prepárate, dadme mi escudo… acabo de ver un gigante.

martes, 12 de agosto de 2008

MK… ¿qué?


Convengamos en que el nombre MK-III es poco “marketero” porque inmediatamente se enfoca en un selecto grupo de personas que “algo” debe entender del tema y no en toda la población (haga la prueba y pregúntele a 10 personas qué es MK-III, tratando de ser representativo, incluya a personas que no pertenecen al ámbito financiero). Sí, más que a reformas al mercado de capitales, se parece a un nombre de una nave espacial, de una bomba atómica o de un nuevo modelo de un aparato electrónico.

Lo anterior no parece menor cuando se trata de uno de los mercados más importantes de la economía, al que se le quiere dar mayor liquidez y profundidad.

Como todo mercado, el de capitales reúne a oferentes (superavitarios de dinero en un momento determinado) y demandantes (deficitarios de dinero en un momento dado), facilitando los flujos financieros y, básicamente, estableciendo un precio clave de la economía: la tasa de interés. Para que este mercado logre el óptimo, probablemente resulta necesario que sea regulado, especialmente en sus etapas más tempranas de desarrollo.

Pero ya en un mercado que funciona más o menos bien en lo que a procesos se refiere, se necesita ajustar la regulación para potenciar su nivel de actividad. Las reformas al mercado de capitales en Chile ya llevan muchos años, y hoy se está en una etapa (MK-III) que se centra básicamente en permitir el ingreso de los Exchange Trade Funds a los fondos mutuos, fomentar la securitización en las PYMES al desarrollar los bonos de alto rendimiento o high yield, eliminar ciertos impuestos e internacionalizar el peso chileno.

En general, todas las reformas han sido bien evaluadas porque le quitan trabas al sistema. Pero el gusto a poco que sigue quedando es el perfeccionamiento de la competencia en el mercado básico del crédito, donde existen spreads que van más allá de la justificación del riesgo asociado (excediendo en varias veces el costo de fondos de la institución prestamista), particularmente en los agentes económicos pequeños: personas naturales y PYMES, cuyo abanico de posibilidades es muy inferior al de las grandes empresas.

La tecnología avanza muy rápido, cambiando las funciones de producción de la industria y disminuyendo los costos de procesamiento de datos y haciendo transables productos que antes no lo eran. Pero nuestra legislación parece que la sigue muy atrás, encareciendo artificialmente productos financieros y perdiendo oportunidades para liberalizar aún más la competencia interna y particularmente la externa, dejando que las instituciones participen en uno o más negocios relacionados – fondos mutuos, seguros, fondos de pensiones, créditos y otros– … efectivas economías de escala y de ámbito.

La obsolescencia también se da en la legislación, la que debiera centrarse en regular las ventas atadas, fomentar la transparencia y los flujos de información relevantes. ¿Imposible? A otro perro con ese hueso.

Para la señora Juanita el MK-III seguirá siendo sólo una sigla que no le dice nada. Ella deberá esperar, en el mejor de los casos, el MK-IV.

martes, 5 de agosto de 2008

¿19% de desempleo en Chile?


Según las últimas cifras del INE correspondiente al trimestre abril-junio 2008, la tasa de desempleo en Chile fue de 8,4%, superior al 6,9% del mismo trimestre del año anterior. Pero se sigue creando empleo: 185.430 nuevos puestos de trabajo en un año; el alza del cuociente, entonces, se explica por el aumento mayor en la fuerza laboral, la que en doce meses se incrementó en 316.340 personas.

La fuerza de trabajo se define como la población mayor a 15 años que posee o está en búsqueda activa de empleo. En Chile, la fuerza de trabajo alcanza los 7,1 millones de personas, equivalente a un 56% de la población mayor a 15 años. Si bien este porcentaje ha aumentado en el último lustro (el promedio 1990-2003 fue 50%), aún es considerablemente menor, por ejemplo, al 64% de Estados Unidos.

En otras palabras, en Chile no todos “los que deberían” estar buscando empleo lo hacen. Y la tasa de desempleo informada esconde este hecho: que hay mucha gente que simplemente no busca trabajo –resignada tal vez– porque simplemente sabe que no lo encontrará. Si no lo cree, pregúntele a una mujer con hijos si desearía trabajar media jornada o a un joven universitario si desearía trabajar unas cuantas horas a la semana. Si aplicáramos en Chile el mismo porcentaje de la población norteamericana como parte de la fuerza laboral, la tasa de desempleo sería de 19%... un pequeño detalle cuando se comparan tasas de desempleo a secas, particularmente cuando se aprecia que algunos estados del país del norte registran tasas de desempleo “similares” a la nuestra.

Pero, ¿por qué en una economía como Estados Unidos una mayor parte de la población pertenece activamente al mercado laboral y se genera proporcionalmente más empleo que en Chile?
Casi ningún economista serio pone en duda que la inflexibilidad laboral existente en Chile tiene un efecto directo en la baja empleabilidad. Lamentablemente, vemos como muchas veces la discusión pasa por abultar el código laboral, como si por decreto se solucionaran los problemas.
Es esta supuesta “protección” al trabajador la que le impide encontrar trabajo: una comparación entre las principales normas laborales en Chile y Estados Unidos muestra que las principales cláusulas laborales en el segundo país se definen en una negociación libre entre trabajador y empleador… y el “capitalismo salvaje” funciona en ese caso. De hecho, las mismas estadísticas del norte hablan de cantidad de semanas en las cuales una persona tarda en encontrar un empleo, mientras que acá en el sur, si bien no hay cifras oficiales, hablamos de meses, incluso de años.

Y no nos engañemos. Si bien las estadísticas muestran que la fuerza de trabajo femenina ha superado por primera vez a las dueñas de casa (40,8% vs 40,3%, respectivamente, ambos como porcentaje de la población mayor a 15 años), esto debería haber pasado hace muchos años en Chile. Que no nos confundan con que es un problema cultural. Y por cierto, lo bueno sería que no sólo formen parte de la fuerza laboral, sino que efectivamente encuentren trabajo.